En algún punto de este largo camino llamado vida relegamos la importancia de la risa y perdemos ese toque de felicidad con que los niños ven el mundo. De pequeños somos los expertos de la risa, lo hacemos espontáneamente y de hecho en esa etapa podemos reírnos hasta 300 veces al día. Con el paso del tiempo en la adolescencia comenzamos a reír menos y siendo adultos hasta olvidamos reír. El mundo sería diferente si mantuviéramos lo fundamental de nuestra niñez, si fuéramos conscientes de lo valioso que puede llegar a ser para nuestra salud reírnos de la vida, de las situaciones dificultosas, de los problemas, los tormentos y los inconvenientes diarios.
Reír es un placer, uno de los pocos placeres que son gratis, y nuestra capacidad de reír antecede a la de hablar por miles de años, es algo que no se aprende porque la personas que son sordas y ciegas también ríen. El proceso de reír es complicado, nuestro cerebro recibe un estímulo que descifra cuando algo nos suscita gracia, quince de nuestros músculos faciales se contraen, cambia nuestra respiración, los conductos lagrimales pueden abrirse y podemos emitir sonidos.
En ese instante liberamos endorfina y dopamina (que son los neurotransmisores relacionados con la felicidad y que protegen al organismo de infecciones volviéndolo más resistente a enfermedades crónico-degenerativas, como las cardiovasculares, diabetes, hipertensión e incluso cáncer) se detienen los pensamientos negativos liberando emociones reprimidas, disminuye el estrés y la ansiedad, consecuentemente mejorando nuestro sistema inmunológico y mental.
Al reír aumentan las proteínas que nos ayudan a combatir las infecciones y aumenta nuestra capacidad pulmonar, cuando sentimos que la risa no nos deja respirar, realmente estamos ejercitando los pulmones. Como al reírnos nos relajamos, ayudamos al sistema circulatorio y esto fortalece el corazón.
La risa es un estilo de vida y el sentido del humor es sexy, ya que las mujeres nos sentimos atraídas por los hombres que lo poseen, además el que se ríe de sí mismo jamás carece de entretenimiento. Desdichadamente, en estos tiempos, las personas ya no ríen, lo que causa expresiones de tristeza, enfado, desequilibrio y ansiedad, un cóctel de elementos que los llevan a la depresión y otras enfermedades. El buen humor es inversamente proporcional a la depresión. La vida es demasiado corta y retadora como para no reírnos de ella, y las cosas siempre se llevan mejor con una sonrisa en el rostro, está comprobado que una persona risueña, al tener facciones más agradables, tiene mejores relaciones sociales y laborales. La risa es un medicamento natural que tenemos todos a mano, es contagiosa para quienes están cerca y no produce efectos secundarios.
La alegría proviene de la conciencia universal y es parte de nuestra herencia divina, pero en nuestra estresante sociedad, estamos empezando a olvidar cómo ser felices y resplandecer con optimismo, recordemos estas frases de Charles Chaplin:” Una sonrisa cuesta poco y produce mucho, no empobrece a quien la da y enriquece a quien la recibe, dura sólo un instante, pero su recuerdo perdura eternamente". “Nunca te olvides de sonreír, porque el día que no sonrías, será un día perdido”
